Artículo de Entrenamiento de la Fuerza
Después de una sesión de entrenamiento de fuerza extenuante (EF), se observa una disminución temporal en la capacidad de trabajo y la función neuromuscular, denominada «fatiga» [1,2]. Se considera que esta disminución del rendimiento es el resultado de mecanismos periféricos y centrales [1,2]. Dada la recuperación suficiente, el cuerpo se adaptará, superando sus capacidades neuromusculares previas [1,3]. Por lo tanto, comprender las características temporales de la fatiga inducida por el EF ayudará a los profesionales a optimizar la prescripción del entrenamiento.
En humanos entrenados, algunos estudios han sugerido que las mujeres pueden experimentar menos daño muscular después de un ejercicio de fuerza extenuante cuando se miden los marcadores séricos [4,5,6], mientras que otros no observan diferencias de sexo [3,7]. Además, se ha demostrado que las mujeres son menos fatigables y capaces de realizar más repeticiones a una determinada intensidad que los hombres [8,9,10]. Esto posiblemente se deba a una mayor proporción de fibras musculares tipo I, mayor capilarización del tejido muscular, mayor flujo sanguíneo, menor compresión arterial mecánica y menor dependencia del glucógeno durante el ejercicio [9,11,12]. Por lo tanto, programas de entrenamiento similares pueden dar lugar a diferentes respuestas de entrenamiento entre hombres y mujeres.
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Artículo de Entrenamiento de la Fuerza Después de una sesión de entrenamiento…
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